27.2.09

Todos estos años.... de gente.

Y sí... Yo recuerdo el canal de la palomita. Y a Pergolini con el pelo largo. Y las propagandas de Pepsi con Sting y David Bowie casi jovenes. Y Michael Jackson casi negro... y a Tina... y a....

Fito, casi un nene. Con Spinetta siempre grande (siempre siempre).

Y este video está muy bueno, tantos años, todos esos, de gente:



Ah!, lo que viene después de la propaganda es para mi amiga Eli. No por su/nuestra versión del rock del tajo sino porque tiene razón: la voy a extrañar

9.2.09

Una buena

El cuento sin torre y sin princesa en el blog de mi buen amigo terrícola. ¿Qué hora es ahora?
Ni besos ni abrazos. No los quiero.
Mentira, claro. Tan mentira como los besos si los hubiera. Y los abrazos.

Y todo así. En medio de un dilema irresoluble: ¿Que mentira aceptar?; ¿cuál duele menos?.

Uno de los que ofrecen besos me regaló un libro. Notable. El libro, digo. Gracias al cual descubrí que, además de mentirosa, soy sólo una mas...

El vacío

‘¡Si al menos pudiera sentir algo!’: esta es la formula que traduce la ‘nueva’ desesperación que afecta a un numero cada vez mayor de personas.
[...]. Los trastornos narcisistas se presentan no tanto en forma de trastornos con síntomas claros y bien definidos, sino más bien como ‘trastornos de
carácter’ caracterizados por un malestar difuso que lo invade todo, un sentimiento de vacío interior y de absurdidad de la vida, una incapacidad para sentir las cosas y los seres. Los síntomas neuróticos que correspondían al capitalismo autoritario y puritano han dejado paso bajo el empuje de la sociedad permisiva, a desordenes narcisistas, imprecisos e intermitentes.
[...] la crispación neurótica ha sido substituida por la flotación narcisista.
Imposibilidad de sentir, vacío emotivo, que la desubstanciación ha llegado a su término, explicitando la verdad del proceso narcisista, como estrategia del vacío.

Es más; según Chr. Lasch, los individuos aspiran cada vez más a un desapego emocional, en razón de los riesgos de inestabilidad que sufren en la actualidad las relaciones personales. Tener relaciones interindividuales sin un compromiso profundo, no sentirse vulnerable, desarrollar la propia independencia afectiva, vivir solo, ese seria el perfil de Narciso. El miedo a la decepción, el miedo a las pasiones descontroladas traducen a nivel subjetivo lo que Chr. Lasch llaman The Flight from feeling, proceso que se ve tanto en la protección íntima como en la separación que todas las ideologías ‘progresistas’ quieren realizar entre el sexo y el sentimiento. Al preconizar el cool sex y las relaciones libres, al condenar los celos y la posesividad, se trata de hecho de enfriar el sexo, de expurgarlo de cualquier tensión emocional para llegar a un estado de indiferencia, de desapego, no sólo para protegerse de las decepciones amorosas, sino también para protegerse de los propios impulsos que amenazan el equilibrio interior.
[...]. Fin de la cultura sentimental, fin del happy end, fin del melodrama y
nacimiento de una cultural cool en la que cada cual vive en un bunker de indiferencia, a salvo de sus pasiones y de las de los otros.

Seguramente Chr Lasch tiene razón para señalar el refugio de la moda ‘sentimental’, destronada por el sexo, el placer, la autonomía, la violencia espectacular. El sentimentalismo ha sufrido el mismo destino que la muerte; resulta incomodo exhibir las pasiones, declarar ardientemente el amor, llorar, manifestar con demasiado énfasis los impulsos emocionales. Como en el caso de la muerte, el sentimentalismo resulta incomodo; se trata de permanecer digno en materia de afecto, es decir, discreto.
[...]


Y sigue...

No es cierto que los individuos busquen un desapego emocional y se protejan contra la irrupción del sentimiento [...].
Por eso el drama es más profundo que el pretendido desapego cool: hombres y mujeres siguen aspirando a la intensidad emocional de las relaciones privilegiadas[...], pero cuanto más fuerte es la espera, más escaso se hace el milagro fusional y en cualquier caso más breve. Entre más la ciudad desarrolla posibilidades de encuentro, más solos se sienten los individuos; más libres, las relaciones se vuelven emancipadas de las viejas sujeciones, más rara es la posibilidad de encontrar una relación intensa.

En todas partes encontramos soledad, el vacío, la dificultad de sentir, de ser transportado fuera de sí, de ahí la huida hacia delante en las ‘experiencias’ que no hace más que traducir la búsqueda de una ‘experiencia’ emocional fuerte ¿por qué no puedo yo amar y vibrar? Desolación de narciso, demasiado bien programado en absorción en sí mismo para que pueda afectarle el Otro, para salir de sí mismo, y sin embargo, insuficientemente programado ya que todavía desea una relación afectiva.


Cuando busque analista, juro que le pregunto. Y si lo leyó le regateo...


[La era del vacío, de Gilles Lipovestsky]