25.9.08

El entero

A los treinta y siete años una aprendió algunas cosas. En general sabe cuando hablar, cuando callar, hasta cuando sería conveniente fingir si no fuera porque ya decidió no fingir, no fingir más... Algunas cosas ya aprendió y otras, aprendidas o no, ya sabe que no se las puede sacar de encima. Ni podrá. Para bien o para mal, claro está. Por inteligente o por tonta, que más da. Por sobrevivir o por mejor vivir, cómo saberlo. Por certezas o por miedo a las incertezas, levanten apuestas.
El caso es que hoy por hoy, entre las cosas que sí se que se, está el saber que: pase lo que pase, cuando todo se caiga, cuando todo se cae, bajo cualquier circunstancia, no puedo ya no ser el entero en que se parte todo. Siempre entera. Aunque se caiga el cielo. Entera. Aunque te caigas, cielo, y el alma sea pedacitos. Entera. Aunque el alma sea pedacitos, pedacitos de vos, de tu nombre. Entera. Aunque el alma sea pedacitos de los nombres que han quedado sólo para recordarte. Entera. Con tu nombre, los nombres, los cielos en pedazos, cayendo, entre cosas calladas y cosas bien dichas, entre casualidades y causas y azahares, cayendo. Cayendo y no importa. Entera, con la oscura realidad de cara al cielo.

Pero entera.

13.9.08

Siempre quedan cosas por revisar. De esas que viven dentro de una. Quizás en algún momento una se anime a aceptar que, como sea, son las mismas cosas. Siempre. O quizás no, no se atreva nunca. El caso es que hay un boomerang en la city y, a la larga o a la corta, una se encuentra de nuevo en el mismo lugar de nuevo con las mismas sensaciones de nuevo con una misma sintiendo que está en el mismo lugar. Esperando, de nuevo. Aún cuando ya aprendió que no hay nada que esperar ni duda alguna: no hay nada que esperar. Aún cuando ya anduvo por acá lo suficiente como para saber que no hay nada que hacer al respecto y que, pese a todo (intentos, deseos, orgasmos),: no hay nada que esperar. Pero una se empeña en cargar con cosas que no valen lo que pesan. De nuevo. Como si no hubiera aprendido nada. Nunca. Y ahí, justo en ese punto, cuando una cree que el dolor no le ha servido para crecer, es que entiende, casi sin querer, que no hay mentira si no hay verdad y que, ¡mierda!, no hay salida si no se está escapando.... y que todo lo dolido/parido a lo mejor sólo sirve para saber que, indefectiblemente, esta canción va a terminar mal. Y eso, convengamos, vale sus llantos.

Y, ya que estamos, completo el tema de Flopa

sombras del suelo, ágiles alas,
sabias palabras, tontos recuerdos
esta canción va a terminar mal

casi olvidando dispongo pensares en ruta
ruego silencio y martillos retrucan
esta canción va a terminar mal

estamos caminando en círculos
el humo es más liviano que el aire
el aire está cargado de humos…
esta canción va a terminar mal