30.1.10

Sabado

Vamos a hacer algo antes de enloquecer, querida.
Porque,las dos nos conocemos. Vos me podès contar de realidades, yo de sueños. Hasta podés convencerme (por un rato) de que las cosas son así, y no hay porque preocuparse. Y yo te puedo poemar la angustia, esa que se que compartimos. Y entre las dos, podemos jugar con la viola un rato, aunque esté desafinada...
Pero a la larga, linda, se (sabés) que esta soledad nos pesa a ambas, más que otras. Ninguna de las dos sabe que hacer cuando la soledad viene con ausencias...
Así que cambiemos de música, vamos a bailar. Llamemos a los amig@os, preparemos gin-tonic... Escapemos por un rato, esquivemos... sigamos esquivando.

13.1.10

Veinte años atrás, según recuerdo, la vida era complicada. Una iba de contradicción en contradicción, de bar en bar, buscando algo muy poco preciso. Y, para peor de males, una ya gustaba de las cosas precisas. No se lo que quiero pero lo quiero ya decía Luca por las noches y si... tenía razón... Pero no saber que, era como no saber nada.
Veinte años atrás, según recuerdo, le mentía a mis viejos. Todo el tiempo. Nunca iba a una ronda de las Madres sino que iba a la casa de mi amiga (que tampoco iba a las rondas...); no iba a las reuniones del centro de estudiantes sino que iba a hacer trabajos grupales; no iba a las peñas que mis compañeros organizaban sino que me quedaba a dormir en casa de la misma amiga (por suerte no existian los celulares..!)
Veinte años atrás, recuerdo claramente, había algunos pocos que la tenían más clara. Que no mentían. A quienes una miraba y eran ejemplo. Pero no ejemplo de libro, no, eran ejemplo con contradicciones, con quilombos, con unos pocos años más que una, con la misma impronta (digo: misma música, mismos libros, misma mística) pero mas honestos. Más honestos con ellos mismos, y, gracias a eso, con todo el resto.
Veinte años después una cree que creció y cree que no miente más. Cierto es, no le miente a los padres, no le miente al preceptor, no le miente a los vecinos ni le miente a los alumnos. Pero eso de no mentirse a si misma.... eso es mas complicado. Quién sabe, a lo mejor no se ha crecido tanto. Al menos yo sigo vagando entre contradicciones, sigo mintiendome, sigo intentandolo... Por ahí la única diferencia es que mínimamente se lo que quiero, y que tengo más paciencia.
Veinte años después, también, algunos ejemplos quedaron en pie. Entre esos pocos entre pocos, sigue estando el que tenía la letra de naranjo en flor escrita en las paredes de su casa, el que siempre conocia los limites, el que siempre distinguió lo importante de lo urgente, el que pasó por mil y unas pero no cambió su esencia, su humanidad, su honestidad, quien fuera mi conciencia ideologica, a quien una miraba cuando andaba perdida.
Veinte años después, y mas de veinte contradicciones y desencuentros después, la vida sigue siendo complicada. Pero no importa, estamos acostumbrados. Complicaciones mediante, con ellas a cuestas, él se estira del otro lado de la cama mientras yo escribo esto. Y yo pienso que si bien estamos acostumbrados a pelear la vida, lo más importante es estamos enteros. Seguimos enteros. Aunque hayamos tardado veinte años en apagar la misma luz.

7.1.10

Y otro de soledad, olvido y nada

año, miedo, sueños tengo,
nada