20.11.08

Hay silencios desnudos y silencios de azahares
silencios que condenan, silencios que atropellan
silencios que conviven con los otros silencios
esos que adormecen, esos que relegan.

Hay silencios con nombres y nombres con silencios
nombres que no han sido y no serán nunca
mas que el silencio que la ausencia implica
mas que esa ausencia que la verdad indica.

Hay silencios forzados, silencios de entreveros
silencios de suburbios, silencios de condenas
silencos que amanecen con soledad a cuestas

Silencios que recuerdan y tambien desfallecen
silencios que te nombran aunque no recuerden
porque aunque no recuerdes te nombran silencios

con azahares
con suburbios
con verdades

a cuestas

5 comentarios:

Espirtual Fighter dijo...

El silencio siempre llama a algo.

terricola dijo...

Pero a veces, hay que llamarse a silencio.

terricola dijo...

LM: esta muy bueno. Creo que la forma te sienta bien.

¿Dónde guarda uno tanto silencio?

LM dijo...

Gracias (T)erricola. Ud. sabe lo que cuesta decir algunas cosas...

Es loco. El silencio puede aturdirnos tanto, que resulta díficil escuchar algo más. Y eso que uno sabe que afuera hay cosas: música de la que suena adentro, palabras escritas para una/o, sonidos de gotas sobre chapas, de niños en las plazas, de puertas al futuro.

Es loco. El silencio a veces no nos deja oír. Ojalá que convocarlo sirva para sacarlo de adentro, de dónde sea que esté guardado y librarme de él. Porque oír es necesario.

Casi tanto como hablar, amigo terrícola.

terricola dijo...

Hay un tipo de silencio que es el transparente, el que deja escuchar(nos). De ese necesitamos.

Pero vos hablás del otro, contra el cual despotricaba Atahualpa. De ese también hay. Más del que debiera. Mucho más.

Y es cierto, escuchar es tan necesario como decir. Y sí, sí que sé lo que eso cuesta...