25.8.09

Se levantó en esa mañana continua.
Ubicó en su lugar los anteojos;
prendió un cigarrillo,
que ciertamente no era el primero.

Ni sería el último.
Observó el invariante espejo
y siguió, siguió con todo.
Con ese todo que es el mismo,

ese todo siempre recurrente.

Invoncó suerte de las buenas.
Revivió besos de los dulces.
Recordó cielos con estrellas;
veranos con siestas largas,

con almas al desnudo.
Observó sus manos, esas mismas,
que, amorosas, anunciaban displaceres.
Pero no todo recurre siempre.

debajo de la cama no estaban sus zapatos.

4 comentarios:

terricola dijo...

No. No todo se repite. Pero tampoco estaría bien que asi fuera.

Pero está bien que vuelvan algunas cosas. Y por suerte, a veces, vuelven.

tambien lorena dijo...

En toda cosmología hay cosas invariantes, sospecho, y otras que por suerte no lo son.
Por ahí lo que no está del todo bueno es que una no pueda elegir cuales sean tales. O peor que eso, ni siquiera pueda elegir su propia cosmología.

Espirtual Fighter dijo...

Mira vos quien volvió a aparecer! Bueno, por acá se te estaba extrañando! Respecto al post: cadena perpetua al que te desapareció los zapatos, con eso no se jode (jeje!).

LM dijo...

Don Fisico, debo reconocer que nunca lo había visto de ese modo... Me voy a poner a buscar al ladrón de zapatos!